Una mañana de repente te despiertas
preguntándote que fue lo que sucedió. Te levantas aturdida, con ese
pasado en tu mente, y es cuando descubres frente a el espejo que en
tus labios se dibuja esa sonrisa que por un instante te descoloca.
Las horas pasan y no dejas de hacerte
preguntas a las cuales no tienes respuestas. Tu mente da una y mil
vueltas e intentas ponerle fin convenciendole que todo pasará, que
no hay de que preocuparse. Que aunque la vida de mil vueltas crees
que tú ya no las podrás dar.
Necesitas desconectar, te sumerges en
lo más profundo de tus sueños. Caminas a pies descalzos por ese
lugar que tanto te gusta pasear, sientes ese olor a mar. Pero de
repente surge el problema cuando te preguntas por tu presente. ¿Dónde
está? ¿Cuánto dura? ¿Días? ¿Horas? ¿O tan sólo un segundo?
Puede que el pasado lo olvides y que el futuro lo puedas cambiar,
pero ¿puedes escapar de tu presente?
Te das cuenta que llevas años
construyendo tu vida, arreglandola y perfeccionándola. Pero llega tu
pasado y a su paso todo lo desmorona. Te sumerges en esas
sensaciones, en tus sueños, tus pensamientos. A tu mente vuelven las
preguntas. Te agobias, no sabes que responder.
No sabes cómo expresar lo que sientes,
lo que piensas. Necesitas desahogarte. Piensa en que lo pudo ser y no
fue, en que habría sido si ese pasado hubiera... ¿luchado?
¿mostrado interés?... a ti misma te dices que si aquello que en tu
mente te preguntas no sucedió, sería por que igual no era el
momento, que no debías formar parte de su presente
No dejas de recordar todas esas cosas
de tu pasado, en lo que tú sin darte cuenta se ha convertido en
parte de tu presente. Cierras tus ojos y por un momento crees viajar
en el tiempo. En estar en aquel lugar que para ti transmite
tranquilidad y serenidad. Te acompaña tu pasado. Y tan sólo puedes
dejar a tu imaginación volar... Parece que el tiempo se te detiene,
que tus pensamientos cobran vida, que todo es más fácil entre las
cuatro paredes de tu habitación y que nada va a salir mal, por que
todo está en tu mente.
Despiertas, vuelves a la realidad y
comprendes que todo forma parte de un sueño en el cual tú eres la
dueña y decides con que soñar.
A momentos te sientes bloqueada, no
sabes cómo expresar que es lo que quieres. No sabes que pretende tu
pasado, por que se ha alojado en tu mente. No sabes si tan sólo
forma parte de un juego.
Deseas que llegue la noche, vuestra
mayor aliada. Cada día que pasa necesitas más de tu pasado. Te
puedes pasar las horas hablando con él, encontrando uno mil temas
más de que hablar. No quieres cerrar los ojos, te niegas a ello, por
que sabes que mañana será otro día en el que vuelvas a la
realidad. Te molesta que sepa cual es el momento de sacarte esa
sonrisa que por momentos llegastes a olvidar.
No puedes dejar de preguntarte que es
lo que piensa, que siente... pero no se lo quieres preguntar, tienes
miedo a sus respuestas. Prefieres seguir con tus dudas y que sea tu
mente no tu corazón quien te dé esas respuestas.
Las palabras surgen y tus dudas
incrementan. No sabes si eso que comenzó como un juego, se puede
hacer realidad.
Deseas encontrarte con tu pasado,
revivir aunque sea una sola noche esos momentos, viajar junto a él
en el pasado. Pero sabes que no debes, que tienes un presente en el
qué el no está. No puedes viajar a el pasado, no puedes recordar lo
vivido, te hará daño. Pero sabes que no lo podrás evitar. Quieres
encontrarte con él y no debes... Sabes que si eso sucede entonces
será el día que en realidad no exista nada más a vuestro
alrededor, pero te convences una y otra vez que no, que eso no puede
suceder.
Te conformarías con verlo, tenerle
cerca, sentir sus manos acariciándote, que te provoque esa sonrisa
que él sabe cuando sacarla en el momento oportuno... Pero sabes que
es mucho lo que a ti de tu pasado te separa, y que eso sólo sucederá
cómo hasta ahora, en tus sueños!!!!